¿Qué es la autorregulación?
La autorregulación alimentaria es la capacidad que tienen los seres humanos para regular la cantidad de alimentos que ingieren. Dicha capacidad se ejerce siguiendo las señales de hambre y saciedad. Desde el mismo momento en que el bebé nace, tiene la capacidad de autorregularse, si no se interviene en su proceso de la alimentación directa del pecho y a libre demanda.
Gracias a las señales de hambre y saciedad que se desarrollan en su intestino, los bebés pueden elegir con total autonomía cuándo necesitan o no comer. La alimentación entendida como una práctica de supervivencia es una de las bases de la salud del ser humano.
Pero, ¿Qué pasa cuando este mecanismo de autorregulación se cohíbe y no se le permite al bebé seguir sus señales de hambre y saciedad?
La crianza que recibimos es nuestra referencia a la hora de criar.
Es común que los a los cuidadores les cueste confiar en el bebés. De hecho es realmente retador para la mayoría permitirles ser autónomos al comer. Estamos acostumbrados a ejercer control sobre la alimentación de nuestros hijos, movidos por la necesidad de cuidar de ellos.
Venimos de crianzas donde a nuestra madre le entregaban hojas con pautas de qué y cuánto debíamos comer. Si lo decía el pediatra, era como se debía hacer porque ¿Quién mejor para saber qué necesita un bebé?. Además, dejar comida en el plato era considerado de mala educación y hasta recibíamos amenazas si dejábamos algo.
Por eso nos cuesta creer que un bebé puede saber lo que necesita en término de alimentación. Probablemente a ninguno de nosotros nos dejaron ejercer dicha autonomía. Pero si alimentarse es una necesidad básica, ¿no les hace sentido que tengamos la capacidad de comer lo que necesitamos? ¡es pura supervivencia!
Prácticas que podrían afectar la autorregulación de los bebés
Antes que nada quiero ser clara: no quiero culpabilizar a nadie con esta información. Si alguna de estas prácticas las estás ejerciendo, te pido que trates de no sentir que te señalo por lo que haces. Solo pretendo darles información para que con ella, puedan tomar las decisiones que les parezca convenientes. Aclaro esto, vemos cuáles son dichas prácticas:
Alimentación con biberón:
Cuando se alimenta a un bebé a través de un biberón casi siempre es el pediatra quien pauta las cantidades de leche que el bebé debería ingerir según su edad. Cuando el bebé toma directo del pecho las cantidades son indiferentes y se le permite al bebé estar en el pecho tanto tiempo como lo necesite para que pueda saciar sus necesidades. Adicional, los biberones suelen tener un flujo bastante abundante que dificulta que los bebés más pequeños puedan manejar la cantidad que tragan y terminan comiendo más de los que necesitan.
Alimentación con cuchara:
Según Rapley y Murkett en el libro “El niño ya come solo” cuando se alimenta al bebé con cuchara y comida triturada la cual requiere casi de ningún proceso de masticación, la velocidad con la que se alimenta debe puede ser mayor que la que el bebé emplearía cuando se alimenta por si solo. Al mismo tiempo se puede tener la tentación de presionar al bebé para que tome una cucharada más. Comer rápido sin apenas masticar es uno de las características que están directamente relacionadas con la obesidad.
Ejercer control sobre lo que el bebé come:
La alimentación está estrechamente relacionada con el amor que demostramos a nuestros allegados, sobre todo a nuestros hijos. Muchas veces este amor se confunde con el control total de la práctica de alimentación de los bebés. Dicho control puede estar basado en la desinformación y el miedo de los padres a que sus hijos no estén saludables.
Lo que algunos estudios dicen
En el documento de Unicef “La alimentación perceptiva en el contexto del marco mundial del cuidado cariñoso y sensible durante la primera infancia” hablan de cómo las pautas de crianza pueden beneficiar o perjudicar los patrones alimentarios de los niño.
Los patrones parentales autoritarios y controladores suelen imponer decisiones sobre lo que los hijos deben comer sin prestar atención a las señales de apetito o saciedad del niño. Estos padres usan estrategias que no son perceptivas, que pueden ir desde forzar al niño a terminarse la comida hasta limitar la cantidad que comen. Como resultado el niño se siente estresado a la hora de comer y tienden a responder rechazando los alimentos o a comer sin hambre.
Algunos estudios señalan que, “los niños tienen una capacidad innata para regularse a través de señales internas de hambre y saciedad», pero dependiendo de los aprendizajes que van adquiriendo, este mecanismo puede verse afectado, por atender mayormente a las señales externas, como es el tamaño de la porción» (Fisher y Birch, 1999), o incluso, a las peticiones de los padres de que coman más alimento (Orrell-Valente et al., 2007).
Así, «una problemática que podría generarse desde la infancia es el comer en ausencia de hambre, o el comer en respuesta a estados emocionales» (e.g., Tan, y Holub, 2011, 2015)
¿Qué pasa cuando interferimos en el proceso de autorregulación del bebé?
Cuando los padres decimos a los niños qué comer, cuánto y cómo es posible que, de una forma indirecta, esto no vaya acorde a lo que el bebé necesita y le estemos desconectado de su voz interior, es decir, de esa capacidad innata con la que nacemos para autorregularnos.
Con el tiempo, el niño o niña termina desconectándose de sí mismo y siguiendo los patrones establecidos, comiendo sin hambre y a ritmo no naturales para sí mismo, lo cual aumenta el riesgo de sufrir un trastorno alimenticio a futuro.
Dicho esto, es clave que los padres entendamos el gran papel que cumple el fomento de la autorregulación desde el primer día de vida para la salud de los niños y niñas, todo esto acompañado de pautas de crianza que vayan en concordancia al respeto por los ritmos de cada bebé.
¿Cómo podemos respetar este proceso de autorregulación desde el inicio?
- La lactancia a libre demanda y directa del pecho es la primera oportunidad para que el bebé ejerza su capacidad de autorregulación. Sabemos que en ocasiones no es posible dar el pecho directamente por diversos inconvenientes. Ante esta situación es importante que las familias sepan que pueden acceder a una consulta de lactancia para recibir guía y apoyo si el deseo de la madre es dar el pecho directa y exclusivamente.
En caso no poder dar el pecho directamente, el uso de sistemas de alimentación diferentes al biberón pueden fomentar la autorregulación ya que le permiten al bebé comer a su ritmo. Dichos sistemas podrían ser: técnica jeringa-dedo, cuchara dosificadora, taza o vasito. - En caso de usar biberón, el método kassing es la opción para disminuir el riesgo de sobrealimentación.
- El Baby Led Weaning: es un método para iniciar la alimentación complementaria y se fundamenta en la autorregulación , promoviendo así el respeto por el apetito y permitiendo que el bebé esté conectado con su cuerpo y lo que éste necesita. El papel de los padres en el BLW no es el de controlar cuánto debe comer el bebé, sino el de ofrecer alimentos naturales, nutritivos y en variedad para que este pueda ejercer su autonomía sobre su apetito, lo que contribuye a que se forme un relación agradable y sana con la alimentación.
No se trata de ser permisivos sino de tener en cuenta al bebé
La alimentación perceptiva invita a una constante participación entre los cuidadores y el bebé en el proceso de alimentación. Un proceso impuesto solo por los adultos es tan perjudicial como uno donde no se ejerce ninguna autoridad ni se dan pautas sanas de alimentación al bebé.
Como cuidadores nuestra responsabilidad será ofrecer una alimentación saludable, natural y balanceada. A la vez, permitir que el bebé elija y coma la cantidad que necesite dentro de la variedad que debemos ofrecerle.
Ahora que sabes que la importancia de la autorregulación y la capacidad de tu bebé de ejercerla de forma autónoma, se acabaron las luchas para que coman más. ¡Confía, tu bebé come lo que necesita!
Si tienes dudas sobre este artículo u otro tema, puedes escribirme a hola@lorebeltran.com