¿Saben esa frase cliché que uno dice siempre que ve algo en perfecta sinergia? “la naturaleza es perfecta”. Pues para mi no tuvo un real sentido sino hasta que conocí la lactancia.
Una de las cosas que más me regaló confianza en el proceso de amamantar fue entender cómo nuestro cuerpo produce leche y cómo la lactancia es mucho más que la leche. No estamos hablando de un evento al azar, sino de una función fisiológica del cuerpo humano y además una práctica fundamental para la supervivencia de nuestra especie… ¿o cómo creen que evolucionamos hasta este punto si la fórmula solo lleva unos 60 años de inventada?
Pues bien, la lactancia es considerada una de las funciones más robustas del cuerpo humano y yo lo vengo repitiendo desde hace años. Desconfiar de un proceso tan perfectamente diseñado, es como desconfiar de nuestra capacidad para respirar. Recordemos que una de nuestras características biológicas es la de ser mamíferos y por ende contamos con glándulas mamarias que secretan leche para nuestras crías.
No me malinterpreten, no quiero minimizar ninguna experiencia desafortunada con la lactancia. Sé perfectamente que amamantar puede ser algo muy difícil de lograr y al mismo tiempo, quiero que sepan que la mayoría de obstáculos que se presentan en la lactancia no derivan de una falla de tu cuerpo ni de tu bebé. La gran mayoría de problemas derivan de la mala información y la falta de apoyo.
Veamos de dónde viene la mala información: la lactancia es una práctica que ha sido estudiada “formalmente” hasta hace alrededor de unos 10 años. Antes de ello, esto era pura improvisación. Las recomendaciones que se daban al respecto no tenía fundamento científico sino que muchas de ellas se basaban en creencias populares que se convirtieron en “mandatos”. Aún hoy día dichas creencias, a las que llamamos mitos, siguen rondando incluso en boca del personal de la salud.
Entonces es muy sencillo encontrarse con personas y experiencias cargadas de mitos porque es lo que más ha imperado a lo largo del tiempo. Lo realmente difícil hoy día es encontrar personas que tengan conocimientos formales del tema, que hayan estudiado y te compartan información verídica y veraz.
Allí es donde se vuelve indispensable la preparación desde el embarazo. Muchas madres han llegado a mi, a punto de tirar la toalla y me han confesado que lamentan no haberse preparado desde antes para la lactancia. Algunas de ellas incluso buscaron la opción, pero su familia las desalentó argumentando que no era necesario. Algo que es apenas «esperable» cuando seguimos creyendo que la lactancia es simplemente acercarme al bebé al pecho y ya está.
El apoyo también es un factor determinante. Si bien la lactancia sucede en el cuerpo de la mujer, su entorno puede llegar a determinar el éxito o fracaso de la misma. El periodo del postparto es especialmente delicado cuando de emociones hablamos. Estamos totalmente vulnerables y expuestas a lo que los demás dicen. Además nuestro estado de zozobra ante la novedad, nos hace fácilmente “manipulables” sin que esto represente que alguien quiera hacernos daño. Lo que quiero decir es que si no has formado un concepto previamente de lo que la lactancia es, posiblemente te creas todo lo que dice tu madre, tu suegra y hasta la vecina. Y no quiero decir que lo que nuestras madres o suegras vivieron está mal sino que sus experiencias son eso, algo personal y no aplican para todas. Eso sin olvidar que muchas de ellas nunca dieron el pecho de forma exclusiva, tuvieron lactancias muy breves o incluso no amamantaron.
La lactancia es el alimento nutricional y emocional idóneo para el bebé humano. Su importancia es tal que salva vidas y se considera necesaria durante los primeros 2 años de vida. ¿por qué no invertir en su preparación para poder lograr lo que deseamos? ¿Acaso no es lo suficientemente importante como para prepararlo con el mismo esmero que preparamos su llegada y compramos todo lo que el bebé “necesita” antes de nacer?
Si deseas prepararte para la lactancia, te recomiendo pasar por mi clase “preparémonos para amamantar”
Ahí les dejo para que reflexionen al respecto. Me gustaría leer sus opiniones.